Como ya he mencionado, con la nueva ley se corrigen algunos de los fallos más clamorosos de la LOGSE, como la promoción automática o la excesiva comprensión de la ESO (todos los alumnos hacen lo mismo, en la misma aula, hasta los 16 años); asimismo, también es favorable que con la LOE se introducen itinerarios académicos a partir de los 15 años y se permiten diversificaciones curriculares a partir de los 14. Sin embargo, queda pendiente un tema sustancial: seguimos con un bachillerato muy corto, de dos años, casi una anomalía en Europa, en donde la Enseñanza Secundaria superior suele durar tres o más años. Un bachillerato de dos cursos es, sencillamente, inviable.
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